Pero ven aqui fragmento de gloria ¿ Porque te quejas ? si eres el ser femenino mas feliz que hay en la tierra.
¿ No sufro cuando tu sufres ? ¿ No gozo si tu te alegras ? ¿ No me tienes hecho un burro, salvando la forma externa, porque "ca" vez que me miras, cuasi cuasi me estropeas ?
¿ Y no doy mi palabra de honor siempre que se tercia, de efectuar contigo el nudo nupcial, bien por el sistema civil, o por el canonigo u por otro cualesquiera ?
¿ No te mimo ? ¿ No te adoro ? ¿ No te obsequio ? ¿ No eres reina de este manojo de gracia que se ha de comer la tierra ?
entonces ¿ porqué te aflijes ? entonces ¿ porqué te quejas ? ¿ Quieres gloria ? ¡ Pide gloria, que yo subiré a por ella !
Hoy es el Domingo, dia de fiesta me voy escapado, bajo la escalera voy a divertirme, que es día de fiesta el toque de doce a comer congrega que madre nos guarda alguna sorpresa un dulce, una fruta, un plato que ella también contribuye al día de fiesta
El pobre Don Pancho que vive en su rancho con su mula negra, su vaca barcina, su perro, su gato, su alegre cochina y otros animales de igual condición, hoy está gimiendo con honda tristeza ¿Que tendrá Don Pancho? ¡Dolor de cabeza! ¡Pobrecito Pancho de mi corazón!
Bajando la oreja la mula se queja, lloran la cochina, el perro y el gato, rebuzna la mula, da gritos el pato, la vaca no quiere dejarse ordeñar. Todos por el amo sufren pena intensa, y hasta un ratoncito que anda en la despensa mirando a Don Pancho, se pone a llorar.
Ante tanto duelo apiádase el cielo, y hace que Don Pancho con mente afanosa recuerde que tiene guardada una cosa que un médico amigo le dió antes de ayer. La saca, la mira, la huele, la toca... y ¡Zas! se la traga con mucho placer. Y sus animales viendo muecas tales miran como Pancho traga la tableta. ¿Será que Don Pancho perdió la chaveta? ¿Será que Don Pancho se va a suicidar? Y atentos, ansiosos, callados y lelos, abiertas las bocas, parados los pelos, están esperando lo que va a pasar.
De pronto, da un salto de tres varas de alto, y exclama dichoso con voz conmovida: Mi mula del alma, mi vaca querida, mi gato, mi liebre, mi pobre ratón, ya pasó mi pena, ya estoy aliviado, la gran aspirina, remedio adorado, ha sido la tabla de mi salvación.
Y se arma en el rancho el gran zafarrancho, bailan como locos el perro y el gato, rebuzna la mula, da gritos el pato, el señor conejo danza un rigodón. se muere de risa la vaca barcina, baila en una pata la alegre cochina y en medio de aquella feliz confusión... ¡Viva! grita Pancho,¡la gran aspirina! ¡la gran aspirina de mi corazón!.....
No tengas celillos de nadie, morena que mas que por guapa, te quiero por buena.
Y amor que en tan firmes cimientos se basa tendrá sus eclipses, pero nunca se pasan.
Es ciertos, que a ratos atrae la hermosura que excita pasiones fugaces... ligeras, brindando placeres... pero eso si vieras lo poco que dura.
El seno turgente, la tez de alabastro los ojos que lanzan miradas de fuego fascinan, marean, distraen... pero luego calmadas las ansias no dejan ni rastro.
En cambio las grandes bellezas del alma se adoran por siempre, se gozan con calma no dudes, no llores, no pienses con pena que yo he de olvidarte te quiero, por buena.
En un gótico salón dormitaba Sisebuto y un lebrel seco y enjuto roncaba en el portalón.
Con quejidos lastimeros el viento fuera silbaba, e imponente se escuchaba el ruido del aguacero.
Cabalgando en un corcel de color verde botella, raudo como una centella llega al castillo un doncel.
Empapada trae la ropa por efecto de las aguas, como no lleva paraguas viene el pobre hecho una sopa.
Salta el foso, llega al muro, la ventana está cerrada, me ha dado mico mi amada exclama, vaya un apuro.
De pronto, algo que resbala siente sobre su cabeza, extiende el brazo y tropieza con la cuerda de una escala.
¡Ah! dice con fiero acento ¡Ah! repite victorioso ¡Ah! vuelve a decir gozoso ¡Ah! otra vez y así hasta ciento.
Trepa, que trepa, que trepa, sube, que sube, que sube en manos cae de un querube la hija del conde "La Pepa".
En lujoso Camarin introduce a su adorado, y al notar que está mojado, lo seca bién con serrín.
¿Que sientes Lisardo mio? ¿No sientes nada a mi lado? ¿Que sientes Lisardo amado? Y el responde: ¡Siento frío!
¿Frío has dicho? Eso me espanta, ¿Frío has dicho? Eso me inquieta ¡¿No llevaras camiseta?! ¿Verdad? ¡Pues toma esta manta!
Ahora hablemos del cariño que a nuestras almas disloca, yo te amo como una loca, yo te adoro como a un niño.
Mi pasión raya en locura, la mia es un arrebato, si no me quieres, me mato, si me olvidas, me hago cura.
¿Cura tu? ¡Por Dios vendito! no repitas esas frases, en jamas de los jamases, pues, ¡Estaría bonito!.....
Hija soy de Sisebuto desde mi mas tierna infancia, y aunque es mucha su arrogancia, y aunque mi padre es muy bruto, Y aunque siento sus fervores y aunque sé a lo que me expongo ¡Huyamos! ¡Vamonos al Congo! a ocultar nuestros amores.
Bien dicho, bien has hablado, huyamos aunque se enojen, y si algún día nos cogen, que nos quiten lo bailado.
En esto, un fuerte ladrido resuena potente y fiero, ¿Oyes? dice el caballero, es el perro que me ha olido...
Se abre una puerta excusada y cual terrible huracán entra un hombre, luego un can... luego nadie, luego nada.
¡Hija infame! ruge el Conde ¿Que haces con este señor? ¿Donde has dejado mi honor? ¿Donde? ¿Donde? ¿Donde? ¿Donde?...
¡Y tú, cobarde, villano, antipático, repara como señalo tu cara con los dedos de mi mano!
Después, sacando un puñal de un solo golpe certero, le enterró el cortante acero junto a la espina dorsal.
El joven, naturalmente, se murió como un conejo, ella frunció el entrecejo y enloqueció de repente.
El conde se volvió loco de resultas del espanto, el perro no llegó a tanto pero le faltó muy poco.
Y aquí se acaba la historia, verídica, interesante, romántica, espeluznante, estremecedora, horrenda, Que de aquel castillo viejo entenebrece el recinto, a cuatro leguas de Pinto y a treinta de Marmolejo.